
Una turba irrumpió en una comisaría de policía en Pakistán y linchó hasta la muerte a un hombre acusado de blasfemia.
El sábado, una turba de jóvenes golpeó hasta la muerte a Muhammad Waris, un musulmán acusado de blasfemia en la provincia pakistaní de Punjab. Este anuncio lo hizo la policía, que no obstante había encerrado a la víctima en su local para garantizar su protección.
Cientos de personas irrumpieron en la comisaría donde el hombre estaba recluido por protección, en el distrito de Nankana, a unos 80 km de la capital provincial, Lahore. Los alborotadores hirieron a los policías y devastaron las instalaciones antes de matar al hombre a golpes.
El portavoz de la policía local, Waqas Khalid, dijo a la Agence France Presse cómo la víctima, un hombre de XNUMX años acusado de profanar el Corán, fue atacado por la multitud.
"La multitud irrumpió en la estación de policía y golpeó al hombre hasta matarlo. Después de matarlo, intentaron quemar su cuerpo".
Los videos compartidos en las redes sociales muestran a cientos de jóvenes asediando instalaciones policiales. Entre ellos, un hombre trepa por una puerta usando una escalera antes de abrirla. Luego, la multitud se apresura a entrar y rompe las ventanas.
Otros videos espantosos muestran su linchamiento, cómo fue arrastrado desnudo por la calle y el momento en que los asaltantes prendieron fuego a su cuerpo.
Ahora se está llevando a cabo una investigación para identificar a los autores del crimen. Se tomaron más de 900 videos durante el linchamiento. Están siendo analizados. 60 personas sospechosas de estar involucradas en este asesinato ya han sido arrestadas.
"El gobierno no ha desarrollado estrategias para resolver estos problemas y hacer frente a situaciones de emergencia como el reciente linchamiento", denuncia Naveed Walter, presidente de la organización Human Rights Focus Pakistan, cuyas declaraciones fueron retomadas por Noticias de Asia. Afirma que la Corte Suprema no juzga este linchamiento como un caso individual sino que busca una estrategia permanente.
“En unos días, la actuación de las autoridades será inútil. Los casos de blasfemia son delicados y hay que reforzar la seguridad de cada acusado. Ningún gobierno ha tomado medidas serias para frenar los linchamientos, al contrario, la policía ha también en otros casos permitió que turbas enfurecidas llevaran a cabo estas acciones. Pero sólo los tribunales tienen derecho a confirmar quién es culpable. El hecho de no detener las violaciones del estado de derecho se convierte así en apoyo para los fanáticos".
Para Samson Salamat, presidente de Readari Tehreek, un movimiento interreligioso contra el extremismo, "el linchamiento de otra persona acusada de blasfemia es una prueba más de la incapacidad del aparato estatal para mantener el control de la situación cuando se producen reacciones públicas a las acusaciones de blasfemia". ".
“Pakistán muestra los frutos de la semilla de la intolerancia religiosa, posible gracias a años de planes de estudios distorsionados en los seminarios religiosos, la impunidad otorgada a los grupos extremistas y la propaganda religiosa facilitada por las leyes contra la blasfemia”.
La víctima ya había sido acusada de blasfemia en 2019. Un tribunal acababa de declararlo inocente y dejarlo en libertad.
MC (con AFP)
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