Crisis económica y alimentaria: después de Sri Lanka, ¿quién sigue? [OPINIÓN]

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Se ha derramado mucha tinta (virtual) sobre el posible impacto de la guerra en Ucrania en la alimentación mundial debido a la fuerte dependencia de muchos países de los cereales y fertilizantes ucranianos y rusos. La alerta la dio, en particular, la comunidad internacional en relación con el bloqueo ruso de Odessa y otros puertos del Mar Negro, que había inmovilizado 20 millones de toneladas de productos alimenticios destinados a la exportación. No fue hasta principios de agosto que se reanudó el tráfico marítimo, tras la firma el 22 de julio de un acuerdo facilitado por Turquía y la ONU, según el cual Rusia también se beneficia de una exención de sanciones a sus exportaciones de fertilizantes y productos agrícolas. Según las autoridades ucranianas y turcas, cuatro barcos transportando cerca de 170 toneladas de productos alimenticios que partieron el 000 de agosto desde los puertos del Mar Negro, el Ministro de Infraestructura de Ucrania también estimó que la cifra de 7 barcos por mes podría alcanzarse en un futuro próximo.

Algunos comentaristas, incluido el Francisco, elogió la recuperación como una señal de esperanza en medio de la posibilidad de un desastre alimentario mundial, pero otros son más cautelosos (las 26 toneladas de maíz de Razoni, el primer barco que partió el 1 de agosto, fueron rechazados por su consignatario libanés debido a la demora de 5 meses y dudas sobre la calidad del producto). Un examen de la actual crisis alimentaria y económica que afecta a muchos países pobres revela que la guerra en Ucrania no ha hecho más que exacerbar graves problemas ya existentes, frente a los cuales estos países se encuentran ahora al borde del abismo. Les problématiques varient en fonction des circonstances locales dans chaque pays mais présentent certains éléments communs, dont la grande vulnérabilité des chaînes d'approvisionnement, déjà fragilisées par la pandémie, la dépendance envers les produits de base venant de l'extérieur, l'endettement et la corrupción. Dos países se utilizarán aquí para ilustrar este triste cuadro: Sri Lanka, ya en bancarrota, y Argentina, que pronto podría entrar en bancarrota.

Si el Secretario de Estado de EE. antonio parpadeo Opinó que el bloqueo del trigo ucraniano puede haber contribuido al colapso económico de Sri Lanka, donde las protestas masivas provocaron la renuncia y la huida del presidente Rajapaksa, está claro que los problemas de la isla comenzaron mucho antes de la invasión de Ucrania. Como muchas naciones insulares, este país de 22 millones de habitantes depende en gran medida de las importaciones y, por lo tanto, de sus reservas de divisas. Estos se han visto afectados por la fuerte caída del turismo, fuente del 5,6% del PIB de Sri Lanka en 2018 pero solo del 0,8% en 2020, afectado primero por ataques yihadistas en 2019, luego por la pandemia del SARS-Cov2. En abril de 2022, Sri Lanka dejó de pagar su deuda externa, acumulada en gran parte a través de los préstamos equivocados del clan gobernante Rajapaksa, en particular los bancos chinos, para proyectos de infraestructura fallidos, cayendo en lo que los medios de comunicación en inglés llaman un trampa de la deuda del dragón. Citamos la transferencia del control del puerto de Hambantota a los chinos durante 99 años, siendo Sri Lanka incapaz de devolver el dinero prestado para su construcción. El país enfrenta actualmente múltiples carencias (alimentos, medicinas, combustibles – racionados hasta fin de año, etc.), y es difícil ver cómo la perspectiva aún teórica de un rescate más de 4 años del FMI podría corregir la situación en el corto plazo.

En América Latina, donde violentas protestas han afectado a países como Panamá (huelga general), Perú y Ecuador, es Argentina la que cristaliza los temores de los economistas. Paradójicamente, durante la invasión de Ucrania (guerra que Argentina no condenó), el presidente argentino Alberto Fernández había estimado que su país, gran exportador de trigo y dotado de inmensas reservas de gas de esquisto en la cuenca de "Vaca Muerta", podría beneficiarse de ser un "reservorio" mundial de alimentos y energía. Sin embargo, los ingresos del trigo se vieron limitados por la decisión del gobierno de freno e impuesto exportaciones para estabilizar el mercado interno y reducir el déficit presupuestario: incluso se espera una caída en la producción (de 23 a 18,5 millones de toneladas), la confianza de los productores se ve socavada por la incertidumbre económica y la escasez de combustible. El ministro de Economía, Sergio Massa, es el tercero en ocupar el cargo en un mes: con una deuda de 43 millones de euros, el Gobierno se debate entre las condiciones impuestas por el FMI (en particular, la reducción de los subsidios a la energía) y las demandas populares que exigen, entre otras cosas, un ingreso mínimo universal. Con una inflación del 64% que corre el riesgo de llegar al 90% antes de enero, los argentinos han vuelto a permuta como durante la crisis de 2001, pero veremos si esto será suficiente para evitar un estallido social en los próximos meses.

pedro barandilla

fuente: Los rumores

Este artículo se publicó en Selección del día.


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