Incluir el aborto en la constitución, una idea a cielo abierto [OPINIÓN]

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Luego de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de restituir a los estados federales la libertad de legislar sobre el aborto (cf. LSDJ n ° 1622), una oleada de propuestas encaminadas a “concretar” el aborto se extiende por toda Europa.

En Francia, uno de los países donde más se practica el aborto, fue Aurore Bergé, la presidenta del grupo Renaissance (ex. LREM), quien revivió esta idea. Durante el mandato anterior, el grupo LREM no había apoyado propuestas similares provenientes de la izquierda (socialistas, comunistas, rebeldes). Y ahora, bajo la influencia de una decisión tomada en Washington, la mayoría opera un cambio de rumbo apoyado inmediatamente por el gobierno, Elisabeth Borne, nueva Primera Ministra, a la cabeza: declaró que el gobierno apoyaría esta propuesta “con fuerza”. Como era de esperar, el NUPES por una vez está de acuerdo con el Primer Ministro...

Sin embargo, la propuesta de Aurore Bergé suscitó poca reacción en la clase política francesa, con la notable excepción de François Bayrou, presidente de Modem, aliado de la mayoría presidencial: "Francamente, en el estado en que se encuentra el país, con todas las preguntas que tenemos ante nosotros, ¿es bueno y útil hacer eso? Si bien ningún partido político cuestiona la Ley del Velo y en qué se ha convertido a través de los diferentes desarrollos, no estoy a favor de rastrear la vida política estadounidense. » (Le Monde, 26/06/2022) “Cuidado con las leyes de conducción”, advirtió el presidente del Senado, Gérard Larcher.

La reforma de la Constitución, a fortiori bajo la influencia de un Tribunal Constitucional extranjero, es “un acto de gran envergadura y gravedad, desde el punto de vista jurídico y más aún, desde el punto de vista de la cohesión nacional”, advierte Guillaume Drago, profesor de derecho constitucional. “Necesitamos estabilidad jurídica y principios claros e indiscutibles que conduzcan siempre al mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos, como se afirma en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789” (Aleteia, 2/07/22). "Esta reforma se imaginó en la emoción de la sentencia del Tribunal Supremo con una dimensión simbólica sin preocuparse por sus consecuencias jurídicas", confirma Anne Levade, profesora de derecho público (Le Figaro, 30/06/2022). « Inscrire l'IVG dans la Constitution est inutile et insensé » souligne la juriste Anne-Marie Le Pourhiet : « Nous sommes un pays de tradition légicentriste et républicaine où c'est le parlement, représentant de la nation, qui fait le droit et non el juez. » (Marianne (27/06/2022). Cabe señalar al respecto que, el 24 de junio, la Corte Suprema estadounidense precisamente devolvió a los Estados un derecho que se había arrogado en la sentencia Roe v Wade de 1973...

Además, en la ley Velo, el aborto se reconoce como una excepción, y no como un derecho. “El artículo primero de la parte relativa a la interrupción voluntaria del embarazo (art. L 2211-1) reproduce el artículo 16 del Código Civil, en los términos del cual “la ley asegura la primacía de la persona, prohíbe todo ataque a la dignidad de éste y garantiza el respeto al ser humano desde el comienzo de su vida”. Y el artículo siguiente (art. L 2211-2) especifica que “este principio sólo puede ser violado en caso de necesidad”. El aborto se presenta así explícitamente como un ataque al principio del respeto al ser humano desde el comienzo de su vida. Es un texto excepcional, no un derecho”, subraya la jurista Aude Mirkovic (Aleteia, 03/07/2022).

Para reformar la Constitución, tendría que haber (según el artículo 89 de la Constitución del 4 de octubre de 1958) un consenso dentro del gobierno y las dos asambleas (Asamblea Nacional y Senado). La oposición del Presidente de la República, del Primer Ministro o de una de las dos asambleas bastaría para impedir la revisión. En concreto, ya sea un proyecto de ley (si la iniciativa provino del gobierno) o un proyecto de ley de un miembro privado (del Parlamento), la revisión de la Constitución requeriría que la Asamblea Nacional y el Senado la aprobaran en los mismos términos (a diferencia de otras leyes , donde un consenso puede surgir de una comisión paritaria, de lo contrario la última palabra corresponde a la Asamblea Nacional), luego se valida, ya sea por referéndum (lo que implica una campaña y un debate con repercusiones en toda la sociedad), o por el voto de una mayoría de 3/5 de los parlamentarios, diputados y senadores, reunidos en el Congreso de Versalles. Un objetivo difícil de alcanzar, por no decir fuera de lugar, dada la composición actual de la Asamblea y el Senado.

La propuesta de Aurore Bergé parece, pues, simbólica, incluso gestual. Sin embargo, no es baladí: "Es un salto adicional hacia una banalización cada vez mayor del aborto en detrimento de un examen real de las causas, condiciones y consecuencias del aborto", señala Alliance Vita.

Felipe Oswald

Este artículo se publicó en Selección del día.


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