
El patriarca de la Iglesia católica caldea de Irak anunció este sábado que no regresaría al patriarcado de Bagdad sino que se instalaría en el Kurdistán autónomo, una nueva escalada de tensiones entre él y el presidente iraquí y un grupo cristiano de exparamilitares de Hashd al -Shaabi.
Arquitecto de la histórica visita del Papa Francisco a Irak en 2021, el cardenal Louis Raphaël Sako es una importante figura pública y un interlocutor esencial dentro de la minoría cristiana para los líderes políticos iraquíes.
Desde hace varios meses encadena pases de armas con Rayan al-Kildani, parlamentaria y líder del partido Christian Babyliyoun, cuyo brazo armado forma parte del Hachd al-Chaabi, formado por ex paramilitares proiraníes integrados en las fuerzas regulares.
Ahora, las tensiones involucran al presidente de la República Abdel Latif Rachid: a principios de julio canceló un decreto de 2013 que reconocía las funciones del cardenal.
Según el cardenal, este decreto es legalmente necesario para que pueda administrar los bienes de la comunidad.
Justificando el retiro del decreto, la presidencia aseguró que había sido promulgado “sin fundamentos constitucionales ni legales”. Antes de explicar, en un segundo comunicado de prensa, que el presidente “promulga decretos de nombramiento sólo para empleados de instituciones (…) gubernamentales”.
La retirada "no pretende menoscabar la estatura religiosa o jurídica del cardenal", insistió la presidencia.
El sábado, criticando una "campaña" de Babyliyoun y el "silencio" del gobierno, Sako anunció en un comunicado de prensa que "había decidido retirarse de la sede del patriarcado en Bagdad" para instalarse "en uno de los monasterios de Kurdistán" autónomo (norte).
Denunciando un "juego sucio", ofrece, no sin sarcasmo, al "protector de la constitución" -en alusión al presidente- encomendar al señor Kildani y sus hermanos la administración de "los bienes de la iglesia".
En un país devastado por repetidos conflictos y socavado por una corrupción endémica, los dos hombres se acusan mutuamente de acaparar ilegalmente las propiedades de los cristianos.
El Sr. Kildani, blanco de las sanciones estadounidenses desde 2019, denuncia el papel “político” del cardenal, quien por su parte acusa al parlamentario de querer monopolizar la representación de la minoría.
Con más de 1,5 millones de personas en 2003, el 6% de la población antes de la invasión estadounidense de Irak, la comunidad cristiana se ha reducido a unas 400.000 almas. Muchos huyeron de la violencia que ensangrentaba a su país.
En el norte de Irak, un centro del cristianismo, pueblos enteros huyeron con la llegada de los yihadistas del Estado Islámico (EI) en 2014.
El Consejo Editorial (con AFP)