
El Papa Francisco anunció el miércoles que su predecesor Benedicto XVI, de 95 años, estaba "gravemente enfermo" y rezaba por aquel cuya renuncia en 2013 por motivos de salud tomó al mundo por sorpresa.
Ante los fieles reunidos como cada miércoles en el Vaticano, el Papa Francisco pidió una "oración especial" por su predecesor. “Para mantener viva su memoria, porque está gravemente enfermo, para pedirle al Señor que lo consuele y lo sostenga”, dijo.
Al final de la mañana, la Santa Sede confirmó el "empeoramiento en las últimas horas" del estado de salud del teólogo alemán a causa de su "edad avanzada", precisando que éste permanece bajo control médico permanente.
“Al final de la audiencia general, el Papa Francisco fue al monasterio Mater Ecclesiae para visitar a Benedicto XVI”, dijo Matteo Bruni, director del servicio de prensa del Vaticano, en un comunicado de prensa.
El Papa emérito alemán Joseph Ratzinger renunció a su cargo en 2013 debido a problemas de salud y desde entonces ha vivido en un monasterio en el corazón de los Jardines del Vaticano.
Después de ocho años de un pontificado marcado por múltiples crisis, este brillante teólogo se vio superado a principios de 2022 por el drama del pedocrimen en la Iglesia.
Cuestionado por un informe en Alemania sobre su gestión de la violencia sexual cuando era arzobispo de Múnich, rompió su silencio para pedir "perdón" pero aseguró que nunca había encubierto a un delincuente infantil.
Su renuncia, anunciada en latín el 11 de febrero de 2013, fue una decisión personal ligada a su declive de fuerzas y no a la presión de los escándalos, había asegurado el ex papa, incómodo con las multitudes, en un libro de secretos publicado en 2016.
Con este gesto, sin precedentes en 700 años, el primer Papa alemán de la historia moderna abrió el camino a sus sucesores cuya fuerza vendría a decaer. François, de 86 años y con dolor de rodilla, dejó “abierta” esta posibilidad.
retiro discreto
Hablando con dificultad, Benedicto XVI se ha mostrado cada vez más frágil en los últimos meses, desplazándose en una silla de ruedas. Pero aun así siguió recibiendo visitas en las últimas semanas, algunas fotos en las redes sociales muestran a un hombre frágil y visiblemente debilitado.
Nacido en 1927, Joseph Ratzinger enseñó teología durante 25 años en Alemania antes de ser nombrado arzobispo de Munich.
Luego se convirtió en el guardián estricto del dogma de la Iglesia durante otro cuarto de siglo en Roma al frente de la congregación para la doctrina de la fe, el antiguo Santo Oficio, luego Papa durante ocho años (2005-2013), sucediendo Juan Pablo II.
Como líder de la Iglesia Católica, defendió una línea conservadora, en particular sobre el aborto, la homosexualidad o la eutanasia.
Sus declaraciones en ocasiones han creado malentendidos, como sobre el Islam, el uso de preservativos contra el VIH o la excomunión de cuatro obispos fundamentalistas en 2009.
Su pontificado también estuvo marcado en 2012 por la filtración de documentos confidenciales (“Vatileaks”) orquestada por su mayordomo personal. El escándalo había expuesto una Curia romana (gobierno del Vaticano) plagada de intrigas y carente de rigor financiero.
El último vídeo de Benedicto XVI, difundido por el Vaticano en agosto con motivo de la tradicional visita de los nuevos cardenales, muestra a un hombre debilitado y demacrado, equipado con un audífono, que ya no puede hablar pero con los ojos todavía brillantes.
El Consejo Editorial (con AFP)