
Nombramientos, reformas, diplomacia: desde la muerte de Benedicto XVI, las críticas han redoblado su intensidad en el Vaticano contra el gobierno del Papa Francisco, revelando un clima de "guerra civil" dentro de una Iglesia en plena reflexión sobre su futuro.
Apenas días después de la muerte del teólogo alemán, el 31 de diciembre, su secretario privado, el obispo Georg Gänswein, criticó al papa argentino al afirmar que este último le había "roto el corazón" a su predecesor al limitar el uso de la misa en latín.
Lejos de ser nuevas, las críticas vertidas por el prelado alemán se suman a los reproches contra el "método Francisco", en particular del clan conservador de la Curia, el "gobierno" de la Santa Sede, que critican una visión doctrinal demasiado laxa y cierto autoritarismo.
A mediados de enero, a raíz de la muerte del controvertido cardenal australiano George Pell, un periodista italiano reveló que él era el autor de una nota anónima que atacaba directamente a Jorge Bergoglio.
Pell -ex asesor cercano de Francisco, que había contribuido notablemente a poner orden en las finanzas del Vaticano- califica el pontificado allí como "un desastre en muchos aspectos" y señala con el dedo los "graves fracasos" de su diplomacia, debilitada por la guerra en Ucrania.
Pero fue la publicación a fines de enero de un libro del cardenal alemán Gerhard Müller, ex prefecto de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que prendió fuego a la pólvora.
El teólogo lanza una violenta carga contra el gobierno y el estilo del jesuita argentino, denunciando la influencia de una "camarilla" a su alrededor y preocupándose por su "confusión doctrinal".
"Escalada imparable"
En los pasillos del Vaticano, el libro hizo temblar a la gente. "Cuando aceptas la barra de cardenal, aceptas apoyar al Papa. La crítica se hace en privado, no en público", se ofende un alto funcionario de la Secretaría de Estado, que dice estar "decepcionado".
Para el vaticanista italiano Marco Politi, este libro “es un nuevo paso en la imparable escalada de los adversarios del Papa”. "Hay una guerra civil dentro de la Iglesia que continuará hasta el último día del pontificado", dijo a la AFP.
Interrogado el domingo en el avión que lo trajo de vuelta de Sudán del Sur, Francisco lamentó que la muerte de Benedicto XVI haya sido "instrumentada" por "gente sin ética, que actúa con fines partidistas, y no gente de la Iglesia", regañó.
Estas fricciones internas aparecen tanto más agudas cuanto que ocurren en medio del "Sínodo sobre la Sinodalidad".
Con esta vasta consulta mundial sobre el futuro de la Iglesia, cuya primera fase de la asamblea final tendrá lugar en octubre en Roma, el Papa pretende descentralizar el gobierno de la Iglesia, pero tropieza con notables diferencias entre los reformistas y franjas conservadoras.
"Mini Consejo"
Esta semana, delegaciones de unos cuarenta países se reunieron en Praga para discutir los temas centrales de estos debates (el lugar de la mujer, la lucha contra la pedocriminalidad, los divorciados vueltos a casar, el matrimonio de los sacerdotes, las personas LGBTQ, etc.).
Con este sínodo mundial, “que es casi como un mini concilio, veremos cuál es el peso de las diferentes corrientes dentro de la Iglesia”, observa el Sr. Politi.
Según él, las críticas al soberano pontífice "sirven ya para crear una corriente de pensamiento capaz de influir en el próximo cónclave", y por extensión, en el futuro pontificado, añade.
Sin embargo, según muchos observadores, no parecen precipitar en este momento una posible salida del Papa, quien parece más que nunca al mando mientras su salud le permita continuar con su tarea.
A sus 86 años, el jefe de la Iglesia católica, que siempre ha dejado la puerta abierta a una posible dimisión, se desplaza en silla de ruedas por el dolor de rodilla pero sigue tan popular como siempre, como las multitudes que vitorearon en África la semana pasada.
“Mi salud no es la misma que al inicio de mi pontificado, me molesta la rodilla pero voy avanzando poco a poco y ya veremos…”, dijo el domingo. Y para agregar, con ironía: "¡La yerba nunca muere!"
El Consejo Editorial (con AFP)