
Tras un laborioso proceso legislativo, el Parlamento portugués debe aprobar este viernes la versión final de una ley que despenaliza la eutanasia, que situará a Portugal entre los pocos países que permiten a una persona que padece una enfermedad incurable poner fin a sus padecimientos.
Tras la votación en el Parlamento y la publicación de los decretos de aplicación, la ley podría entrar en vigor en otoño, según estimaciones citadas por la prensa local.
Una mayoría parlamentaria encabezada por el gobernante Partido Socialista ya se pronunció cuatro veces a favor de la despenalización de la muerte asistida en los últimos tres años, pero el texto chocó entonces con las reservas de la Corte Constitucional y del presidente Marcelo Rebelo de Sousa, Católico conservador y devoto.
Para superar el último veto del Jefe del Estado, y obligarle a promulgar la ley en un plazo de ocho días, el líder de los diputados socialistas ya ha anunciado su intención de volver a votar por segunda vez el mismo texto.
“Por fin estamos llegando al final de una larga lucha”, se regocijó la diputada socialista Isabel Moreira, una de las principales voces a favor de la despenalización de la eutanasia, a la AFP.
El texto de la ley ha sido reformulado varias veces para tener en cuenta las declaraciones del presidente, que se opuso a dos vetos, y después de haber sido impugnado también dos veces por el Tribunal Constitucional debido, en particular, a "inexactitudes".
La nueva versión de la ley establece ahora que la eutanasia solo está autorizada en los casos en que "el suicidio médicamente asistido sea imposible debido a una incapacidad física del paciente".
"Un capricho de los diputados"
Para justificar su último veto, el señor Rebelo de Sousa había pedido a los diputados que especificaran quiénes estaban autorizados a "certificar" esta imposibilidad.
Pero los diputados esta vez se negaron a modificar el texto. Si la ley es confirmada por el Parlamento, "no es una tragedia", admitió el Sr. Rebelo de Sousa, al considerar que no planteó "ningún problema constitucional".
Tanto para los defensores como para los opositores de esta ley, la votación del Parlamento no pondrá fin al debate público sobre este tema divisivo en un país de fuerte tradición católica.
"La adopción de esta ley fue relativamente rápida en comparación con otros países importantes", dijo Paulo Santos, miembro del movimiento por "el derecho a morir con dignidad".
Pero "la lucha no queda ahí" porque, según él, muchos médicos corren el riesgo de invocar la objeción de conciencia para no practicar la eutanasia, como hacen algunos en relación al aborto, legalizado en 2007 por referéndum.
"Es de esperar que la eutanasia provoque aún más resistencia"
Por su parte, los opositores a la despenalización de la eutanasia lamentan que la cuestión no haya sido objeto de referéndum y esperan que el Tribunal Constitucional sea tomado nuevamente por diputados opositores.
“Es un capricho de los diputados que no querían escuchar a nadie”, argumentó José Seabra Duque, miembro de la Federación Portuguesa por la Vida.
La eutanasia y el suicidio asistido ya están autorizados en un puñado de países europeos, como el Benelux, el primero en autorizarlo, o la vecina España.
Redacción con AFP