
La citación y detención de un arzobispo libanés maronita por un tribunal militar libanés a su regreso de un viaje a Israel provocó la indignación de la clase política cristiana el miércoles.
En su calidad de arzobispo maronita de Haifa y Jerusalén Moussa el-Hajj está autorizado a visitar Israel y los Territorios Palestinos, pero tras su último viaje fue detenido durante ocho horas a su regreso el lunes. Luego fue citado a un tribunal militar para ser interrogado el miércoles, informaron medios locales.
En reacción, el patriarca maronita Bechara Raï celebró el miércoles un encuentro excepcional con otros religiosos maronitas, incluido el arzobispo Moussa. Los prelados condenaron su arresto y citación, calificándolo de "farsa", y exigieron que el caso sea "archivado de inmediato".
“Exigimos (…) que la ayuda confiscada sea devuelta al Arzobispo para que pueda llegar a sus beneficiarios”, dice el comunicado, en referencia a la ayuda económica que el Arzobispo trajo de Israel, donde vive una pequeña comunidad libanesa.
Otros políticos denunciaron la detención del sacerdote como Samir Geagea, que lidera el mayor bloque parlamentario cristiano.
"Es totalmente incomprensible que la Seguridad General deba arrestar (...) al arzobispo Moussa el-Hajj", dijo Geagea en un comunicado.
La misma reacción ofendida del diputado del partido Kataeb, Nadim Gemayel. Consideró que este arresto “socava a la Iglesia maronita”.
L'archevêque n'a pas comparu mercredi, après avoir été accusé par le tribunal militaire d'avoir « enfreint la loi de boycott d'Israël », et pour « implication dans du blanchiment d'argent », a indiqué une source proche du carpetas.
Esta última acusación se refiere a la ayuda que el arzobispo trajo de libaneses residentes en Israel para sus familiares en el Líbano, que sufren la crisis económica, agregó el funcionario bajo condición de anonimato.
Las fuerzas de seguridad incautaron "cantidades significativas de medicamentos, alimentos y alimentos enlatados, además de 460.000 dólares" cuando regresó al Líbano, dijo.
Una comunidad de cristianos maronitas, muchos de los cuales son refugiados libaneses, vive actualmente en Israel después de colaborar con el estado judío durante la guerra civil del Líbano de 1975-1990.
La mayoría de los refugiados no han regresado al Líbano por temor a ser perseguidos o arrestados. A menudo son tratados como "colaboradores", en particular por los partidarios del poderoso movimiento chiita Hezbolá, enemigo jurado de Israel.
Para otros, especialmente entre la comunidad cristiana, se les debe permitir regresar.
Los ciudadanos libaneses no tienen derecho a viajar a Israel. La única excepción, las figuras religiosas cristianas están autorizadas a visitar Israel y los Territorios Palestinos como parte de sus funciones, ya que el patriarca maronita del Líbano visitó Jerusalén en 2014.
El Consejo Editorial (con AFP)