
La presidencia iraquí fustigó este miércoles al Departamento de Estado estadounidense por haber denunciado el "acoso" que, según Washington, sufre el patriarca de la Iglesia católica caldea de Irak.
En un comunicado de prensa, la presidencia asegura que la embajada estadounidense recibirá una "citación" por las declaraciones de Washington sobre el cardenal Louis Raphaël Sako, figura pública e interlocutor esencial dentro de la minoría cristiana.
Desde hace varios meses, el cardenal encadena pases de armas con Rayan al-Kildani: este parlamentario objeto de sanciones estadounidenses desde 2019 es el líder del partido cristiano Babyliyoun, cuyo brazo armado forma parte de Hachd al-Chaabi, los antiguos paramilitares proiraníes integrados en las fuerzas regulares.
Desde principios de julio, las tensiones también involucran al presidente iraquí Abdel Latif Rachid: argumentando que es inconstitucional, revocó un decreto de 2013 que reconocía las funciones del cardenal.
Estados Unidos reaccionó el martes al caso denunciando "acoso" y preocupándose de que "pueda ser atacada así la posición del cardenal como líder respetado de la Iglesia". “Este es un golpe a la libertad religiosa”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
La presidencia iraquí se dijo este miércoles "decepcionada por estas acusaciones", y explicó que si el decreto había sido anulado es porque el Estado no puede interferir en los asuntos de la Iglesia ni de ninguna otra institución religiosa.
Y subrayar que esta revocación no impide “en ningún caso” que el cardenal “desempeñe sus funciones dentro de la Iglesia caldea” y “de ninguna manera le quita autoridad”.
Pero según el cardenal, el decreto revocado le permitía legalmente administrar los bienes de la comunidad. En protesta, anunció el sábado que iba a dejar el patriarcado en Bagdad para instalarse en el Kurdistán autónomo de Irak (norte).
En un país devastado por repetidos conflictos y socavado por una corrupción endémica, el cardenal y Kildani se acusan mutuamente de monopolizar ilegalmente las propiedades de los cristianos.
Con más de 1,5 millones de personas en 2003, el 6% de la población antes de la invasión estadounidense de Irak, la comunidad cristiana se ha reducido a unas 400.000 almas. Muchos huyeron de la violencia que ensangrentaba a su país.
El Consejo Editorial (con AFP)