
Los católicos podrían hacer más para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero al retomar el hábito de no comer carne los viernes, según un estudio publicado el martes por investigadores británicos.
Con más de mil millones de católicos en el mundo, la Iglesia católica "está muy bien situada" para contribuir en la lucha contra el calentamiento global, estima Shaun Larcom, investigador en economía agrícola de la Universidad de Cambridge y coordinador del estudio, citado en un presione soltar.
Su equipo evaluó el impacto de un llamamiento de 2011 de las iglesias de Inglaterra y Gales a sus feligreses para que se abstuvieran de comer carne los viernes.
Si tan solo un poco más de una cuarta parte de los católicos siguiera este llamado -deteniendo o reduciendo su consumo de proteína animal los viernes- se evitaría la emisión de 55.000 toneladas de CO2 al año, el equivalente a las emisiones evitadas si 82.000 personas menos tomaran un London- Vuelo de Nueva York en el transcurso de un año.
"Si el Papa restableciera la obligación de no comer carne los viernes a nivel mundial, esto constituiría una fuente importante y económica de reducción de las emisiones" de gases de efecto invernadero, y esto "incluso si una minoría de católicos cumpliera con el mandato". dice Shaun Larcom.
El Papa Francisco ha instado repetidamente a los líderes mundiales a actuar rápidamente contra el calentamiento global, recuerda.
La ganadería para la producción de carne representa más del 14% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo.
No comer carne los viernes en memoria del sacrificio de Cristo, crucificado un viernes, es una de las tradiciones cristianas más antiguas, y el pescado a menudo reemplaza a la carne como fuente de proteínas. Pero esto ya no es una obligación desde la década de 1960, excepto durante el período de Cuaresma que precede a la Pascua.
Los investigadores recuerdan en su estudio que la importancia de esta práctica en Estados Unidos llevó a la cadena de restaurantes McDonald's a crear en 1962 una hamburguesa de pescado junto a las tradicionales hamburguesas de carne.
El estudio británico se publicó en Social Science Research Network, un sitio de preprints de artículos científicos.
El Consejo Editorial (con AFP)