Rusia: los sacerdotes bendicen a Stalin sin la aprobación de su jerarquía

Sacerdotes rusos bendicen a Stalin sin la aprobación de su jerarquía

Los clérigos ortodoxos que recientemente bendijeron una estatua del dictador soviético Stalin en Rusia en un evento público actuaron sin la "bendición" o el acuerdo de su jerarquía, dijo este último.

El 15 de agosto, una estatua de ocho metros del líder de la URSS fue descubierta frente a una fábrica en la localidad de Velikie Luki, en la región de Pskov (oeste), en presencia de representantes del partido comunista local.

Según vídeos publicados en medios rusos, clérigos ortodoxos asistieron a la ceremonia y uno de ellos roció con agua bendita la estatua del dictador, conocido por haber ordenado la masacre de miles de sacerdotes y la persecución de la Iglesia.

En un comunicado de prensa publicado el jueves, la diócesis local, adscrita al Patriarcado de Moscú, afirmó que estos religiosos habían participado en el evento "sin la bendición ni el acuerdo" de su jerarquía.

"Sus acciones y declaraciones no expresan la posición de los dirigentes de la Iglesia ortodoxa rusa y sólo reflejan sus propias opiniones y convicciones", afirmó la diócesis, precisando que se había iniciado una "inspección" contra ellos.

En el poder entre finales de los años 1920 y 1953, Joseph Stalin estableció un régimen totalitario en la Unión Soviética que causó millones de muertes.

Decenas de miles de sacerdotes ortodoxos fueron ejecutados sumariamente o deportados al gulag durante este período. Miles de iglesias y monumentos religiosos también fueron destruidos por orden suya.

En 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, Stalin había resucitado a la Iglesia rusa, reprimida desde la revolución bolchevique de 1917, al permitir de nuevo la elección de un patriarca puesto bajo el estricto control de los servicios secretos.

En Rusia, el dictador goza de una memoria ambivalente, mantenida por el Kremlin, que lo presenta como el padre de la victoria soviética sobre los nazis en 1945. En el país existen monumentos a su gloria, bustos y estatuas, pero siguen siendo raros.

El Kremlin no niega las represiones soviéticas, pero las minimiza, presentándolas como una tragedia sin un verdadero culpable.

Al mismo tiempo, glorifica en voz alta el poder de la URSS, especialmente desde el ataque a Ucrania, que presenta como una "desnazificación", en consonancia con el legado de la Segunda Guerra Mundial.

El Consejo Editorial (con AFP)

Crédito de la imagen: Shutterstock/De Visu

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