
Antonio es un futbolista profesional. Actualmente en la primera división griega, quiere hacer de su profesión un medio de anuncio del Evangelio.
“Soy futbolista, papá, casado, feliz y sobre todo cristiano desde el 2020”, exclama el joven de 27 años, con un fuerte acento sureño y una sonrisa contagiosa. Hay que decir que no es de los que son discretos. Con su gran voz, suele ser de los que "ambientan" el vestuario.
Y su buen humor y su entusiasmo, están también al servicio de Dios que los pone, hablando abiertamente de su fe a todos los que le prestan atención.
"Creo que desde el momento en que creemos que es la verdad, ¡ya no debemos avergonzarnos! Así que trato de traer la Palabra a mi alrededor, a menudo compañeros de equipo. Y veo algunos a los que l 'acepta", explica el jugador de Istres.
"Es un mundo que necesita a Dios. Además, lo veo en mis compañeros en particular. ¡Muchas veces hay una búsqueda, una necesidad de llenar un cierto vacío!"
Orgullo, dinero y... una necesidad de Dios
"Es un entorno en el que nos vigilan mucho, nos examinan... Así que el orgullo es obviamente omnipresente. En todos los niveles. Hay dinero e inevitablemente mucha tentación", especifica Anthony.
Por eso aprovecha cada oportunidad, reconociendo de paso que tiene la oportunidad de evolucionar en un campo donde la religión no es tabú. A menudo los jugadores no dudan en mencionarlo. En su forma de celebrar un gol, por ejemplo, o incluso en los medios, como un Olivier Giroud al que cada vez se le pide más que hable de su fe.
“Incluso en general, el lugar que se le deja a Dios en nuestro entorno está lejos de ser una prioridad”.
"Hablo de eso con naturalidad"
Pero para compartir su fe, está fuera de discusión que el joven centrocampista implemente estrategias bien pensadas de antemano. Prefiere esperar a que la discusión llegue a la mesa.
"Todo el mundo sabe que soy cristiano. Me ven leyendo mi Biblia, hablo de eso con la misma naturalidad que hablo de cualquier otro tema personal. Así que son ellos los que me hacen preguntas".
Además, Anthony dice que le anima ver que muy a menudo es su comportamiento, su forma de gestionar ciertas situaciones difíciles en particular, "como las lesiones que no me han perdonado este año", lo que desafía a sus compañeros.
El más hermoso de los goles.
Y es que a lo largo de los años, el que inició su carrera profesional a los 16 años ha tenido la oportunidad de vivir hermosos momentos. "Cuando estaba jugando en Grenoble, por ejemplo, vi a la gente convertirse y bautizarse", recuerda con alegría.
Todavía hoy, en su equipo, Antonio acompaña a ciertos jugadores curiosos por aprender más sobre la fe cristiana.
“Me da escalofríos solo de hablarlo”, exclama el joven papá, confiado de paso en que ver a un compañero aceptar el mensaje de Jesús es mil veces mejor para él que marcar un gol.
antes de concluir
"Hablar de Dios es mi prioridad. Y finalmente, a través del fútbol, soy un poco misionero. Tengo que cambiar de ciudad, de país y conocer a mucha gente de diferentes orígenes y culturas. Por eso, debo aprovechar cada oportunidad para anunciar el ¡Buenas noticias!"
Theo Lombardo