Testimonio: “¡Si no vivimos lo que proclamamos, entonces somos actores! »

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En Limoges, Julien y su Iglesia colaboran con otra Iglesia para ayudar a los habitantes de la ciudad. Sin embargo, las relaciones no siempre han sido fáciles.

“Cuando asumí mis funciones en la Iglesia Evangélica Protestante de Limoges, ésta llevaba años enfadada con otra Iglesia de la ciudad”. Julien Marié recuerda este primer proyecto al que se enfrentó en 2013.

“Hubo peleas por viejas historias, viejos resentimientos... Tuvimos que resolver eso absolutamente. »

El pastor entonces intenta acercarse a su contraparte, sin éxito. Pero rápidamente, este último es reemplazado por otro. "Nos reunimos y decidimos dar pasos hacia la reconciliación". Una prioridad en términos de coherencia y credibilidad, según Julien.

“Muchos cristianos hablan del amor pero no lo viven. Y si no vivimos lo que proclamamos, ¡entonces somos actores! »

Rápidamente, los dos hombres establecieron un Comité CNEF, para “trabajar en un espacio neutral”. Una decisión que les permitirá acercarse con el tiempo. “Nos dimos cuenta de que éramos hermanos y que teníamos que trabajar juntos”.

"¿De qué sirve decir palabras bonitas..."

Pasan los años y Julien y su Iglesia deciden poner la acción social en el primer lugar de sus prioridades.

“La primera ola de Covid fue un clic. Vimos más y más habitantes de Limoges en necesidad. ¿Y de qué sirve decir palabras bonitas, si detrás de ellas no nos amamos de una manera concreta? »

Entonces la Iglesia crea una AFP (asociación de familias protestantes) para actuar en su ciudad. “Vivienda, alimentación, vestido, apoyo a personas necesitadas... Se ha convertido en el corazón de nuestra vida diaria”. Una vida cotidiana que comparten con la AFP de la otra Iglesia de Limogesh. “Eso es todo lo que queremos. Amarnos unos a otros y amar a los demás, porque eso es ante todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Y por supuesto, ver vidas transformadas”.

Un amor que da fruto

“En nuestra Iglesia vienen unas diez personas que no estarían allí si no hubiésemos emprendido todas nuestras acciones sociales. Pienso en una mujer que sufría de violencia doméstica, a quien acompañamos en todos sus pasos y que un día nos pidió una Biblia. Su vida ha cambiado por completo". Y la Iglesia no pretende quedarse ahí. Espera poder ayudar aún más a su ciudad en el futuro.

“Oren para que siempre tengamos más voluntarios y medios económicos. ¡Y orad también para que las Iglesias vivan concretamente el amor de Dios entre ellas, que trabajen juntas para mejorar el ambiente de su ciudad! »

Para contactar a Julien y su Iglesia, haga clic aquí. 

Theo Lombardo


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