
Estados Unidos expresó este martes su consternación por el "hostigamiento" del cardenal Louis Raphaël Sako, patriarca de la Iglesia católica caldea en Irak, y pidió su "regreso" a Bagdad.
"Estamos preocupados por el acoso del cardenal Sako y por los informes de que se ha ido de Bagdad", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en una rueda de prensa.
“Estamos esperando que pueda regresar sano y salvo” a Bagdad, agregó, subrayando que la comunidad cristiana en Irak era parte integral de la “identidad” de este país.
El patriarca anunció el sábado que no regresaría a Bagdad sino que se instalaría en el Kurdistán autónomo, en una nueva escalada de tensiones entre él y el presidente iraquí y un grupo cristiano de ex paramilitares Hachd al-Chaabi.
Desde hace varios meses encadena pases de armas con Rayan al-Kildani, parlamentaria y líder del partido Christian Babyliyoun, cuyo brazo armado forma parte del Hachd al-Chaabi, formado por ex paramilitares proiraníes integrados en las fuerzas regulares.
Ahora, las tensiones involucran al presidente de la República Abdel Latif Rachid: a principios de julio canceló un decreto de 2013 que reconocía las funciones del cardenal.
Sin embargo, según el cardenal, este decreto es legalmente necesario para que pueda administrar los bienes de la comunidad.
El Sr. Miller aseguró que Washington estaba en contacto con las autoridades iraquíes sobre este tema, preocupado de que "la posición del cardenal como líder respetado de la iglesia pudiera ser atacada", "en particular por parte de un líder de la milicia", el Sr. Kildani, que es objeto de sanciones estadounidenses.
“Es un golpe a la libertad religiosa y por eso nos preocupa tanto y por eso se lo hemos dejado muy claro a las autoridades iraquíes”, dijo.
El Consejo Editorial (con AFP)